Definición y AnatomíaLa coartación de la aorta es una anomalía cardiovascular congénita caracterizada por un estrechamiento localizado y significativo de la luz de la arteria aorta, generalmente situado justo distal al origen de la arteria subclavia izquierda, en la denominada zona del istmo aórtico. Este estrechamiento causa una obstrucción al flujo sanguíneo normal, generando una diferencia de presión entre la circulación proximal (superior) y distal (inferior) a la coartación. Esta condición afecta la hemodinámica del sistema cardiovascular, generando hipertensión en las arterias que irrigan la parte superior del cuerpo y una perfusión reducida en los órganos abdominales y extremidades inferiores. Además, la obstrucción impone una sobrecarga de presión al ventrículo izquierdo, que debe aumentar su fuerza contráctil para vencer la resistencia provocada por el estrechamiento, lo que con el tiempo puede conducir a hipertrofia ventricular izquierda y eventual insuficiencia cardíaca. Anatómicamente, la aorta es la arteria principal que emerge del ventrículo izquierdo, tiene una estructura compleja con tres porciones principales: la aorta ascendente, que presenta el origen de las arterias coronarias que nutren el propio corazón; el arco aórtico, que adopta una forma curva y da origen a los principales troncos arteriales que irrigan cabeza y miembros superiores (tronco braquiocefálico o innominado, arteria carótida común izquierda y arteria subclavia izquierda); y la aorta descendente, que se dirige hacia el abdomen y se encarga de distribuir la sangre a los órganos abdominales y a las extremidades inferiores. La coartación se localiza habitualmente en la unión del arco aórtico con la aorta descendente, en el istmo aórtico, que es una zona de transición anatómica y funcional clave. En esta región, el estrechamiento puede variar en extensión y severidad, desde un segmento corto hasta un área más extensa de la pared arterial. Estas características anatómicas condicionan las maniobras quirúrgicas para corregir la lesión, donde técnicas como la resección y anastomosis término-terminal, o la aortoplastia con parche, están dirigidas a restaurar la normalidad del calibre y flujo sanguíneo a través de la aorta. FisiopatologíaLa fisiopatología de la coartación de aorta se basa en una estenosis localizada en la luz de la arteria aorta, que genera una obstrucción al flujo sanguíneo entre la aorta ascendente y la descendente, usualmente situada justo distal al origen de la arteria subclavia izquierda en el istmo aórtico. Esta obstrucción causa un aumento significativo de la resistencia al flujo sanguíneo, lo que se traduce en un gradiente de presión entre la circulación proximal (miembros superiores y cabeza), donde la presión es elevada, y la distal (órganos abdominales y extremidades inferiores), donde la perfusión está disminuida. Este aumento de presión proximal obliga al ventrículo izquierdo a incrementar su esfuerzo contráctil para sobrepasar la resistencia, lo que lleva a una hipertrofia ventricular izquierda como mecanismo compensatorio. Si la obstrucción es grave o no se corrige a tiempo, la sobrecarga puede culminar en insuficiencia cardíaca. Mientras tanto, la hipoperfusión distal afecta negativamente órganos vitales como los riñones, intestinos y extremidades inferiores, incrementando el riesgo de isquemia, disfunción orgánica y sepsis intestinal debido a mala perfusión. En el recién nacido, la situación es crítica porque la circulación sistémica distal depende inicialmente de un conducto arterioso permeable que permite el flujo sanguíneo a través de la coartación. Con el cierre fisiológico del conducto arterioso tras el nacimiento, disminuye la perfusión distal y puede desencadenarse un estado de bajo gasto cardíaco, acidosis metabólica y shock. Esto hace imprescindible la administración de prostaglandina E1 para mantener el conducto abierto en neonatos inestables hasta la corrección quirúrgica. Además, a nivel vascular proximal, la obstrucción induce cambios en la pared arterial, como remodelado estructural y alteraciones en el endotelio, que pueden perpetuar la hipertensión a pesar de la reparación. Existe también formación de circulación colateral extensa para compensar el flujo limitado. A largo plazo, la hipertensión arterial en la parte superior del cuerpo y el daño vascular asociado aumentan el riesgo de complicaciones como aneurismas, disección aórtica y eventos cerebrovasculares. La severidad clínica depende del grado de estenosis y la adaptación cardiovascular. Etiología y EpidemiologíaLa coartación de aorta es una cardiopatía congénita que representa aproximadamente entre el 5% y 8% de todas las cardiopatías congénitas, con una prevalencia estimada de 3 a 4 casos por cada 10,000 recién nacidos vivos a nivel mundial. Se observa un predominio en el sexo masculino, con un ratio aproximado de 1.5 a 2 hombres por cada mujer afectada. Esta patología puede presentarse aislada o asociada a síndromes genéticos como el síndrome de Turner, en el cual la incidencia de coartación llega hasta un 17%. La etiología de la coartación no está completamente comprendida, aunque se atribuye a anomalías en el desarrollo embriológico de la aorta durante el primer trimestre del embarazo. Se establecen tres teorías principales: desarrollo anormal del arco aórtico, disminución del flujo sanguíneo intrauterino que produce subdesarrollo aórtico, y presencia de tejido ductal aberrante en la pared aórtica que afecta su desarrollo normal. En cuanto a la epidemiología, la cardiopatía congénita en general tiene una incidencia global que oscila entre 5 y 12 por cada 1,000 nacidos vivos, siendo la coartación una de las lesiones más frecuentes dentro de este grupo. Sin tratamiento, la mayoría de los pacientes mueren antes de los 50 años, principalmente por insuficiencia cardíaca o complicaciones vasculares. Las reintervenciones por recoartación son comunes, especialmente en pacientes manejados en la primera infancia. Datos recientes de organizaciones pediátricas y de cardiología recomiendan diagnósticos tempranos y manejo multidisciplinario para mejorar el pronóstico y prevenir secuelas a largo plazo. ClínicaLa clínica de la coartación de aorta varía considerablemente según la gravedad del estrechamiento y la edad del paciente. En los recién nacidos con coartación crítica, los síntomas suelen manifestarse en los primeros días o semanas de vida e incluyen dificultad respiratoria intensa, problemas para alimentarse, sudoración excesiva, irritabilidad, palidez y signos de insuficiencia cardíaca, como taquicardia y edema. Estos bebés pueden entrar en estado de shock circulatorio al cerrarse el conducto arterioso, que es el principal canal de circulación colateral en esta etapa, lo que requiere intervención médica urgente. En lactantes y niños mayores con formas menos severas, la presentación clínica puede ser más sutil o incluso asintomática, y a menudo el diagnóstico se realiza incidentalmente al auscultar un soplo sistólico eyectivo o al detectar hipertensión arterial en las extremidades superiores con pulsos femorales disminuidos o retrasados. Puede observarse fatiga fácil, intolerancia al ejercicio, calambres musculares o claudicación en las piernas, cefalea frecuente y epistaxis debido a la hipertensión en la circulación proximal. En adolescentes y adultos no tratados, la coartación se manifiesta por hipertensión arterial persistente y puede asociarse a complicaciones graves como aneurismas intracraneales, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y enfermedad vascular coronaria. El examen físico suele revelar un gradiente de presión arterial significativo entre miembros superiores e inferiores (con diferencia de 20 mmHg o más), pulsos fuertes en brazos y disminuidos o ausentes en las piernas, y soplos sistólicos prominentes en el área interescapular y borde esternal izquierdo. Es importante resaltar que la presencia de sincopes, mareos, dolor torácico, dificultad respiratoria y hemorragias nasales también pueden ser parte del cuadro clínico en etapas avanzadas, reflejando la repercusión cardiovascular y ortopédica secundaria. DiagnósticoEl diagnóstico de la coartación de aorta requiere una evaluación clínica cuidadosa e incluye una serie de exámenes complementarios específicos que permiten confirmar la lesión, evaluar su gravedad y planificar el tratamiento. Examen físico y medición de presión arterial: Se verifica la presión arterial en las cuatro extremidades para detectar diferencias significativas que sugieran obstrucción. La presión suele ser elevada en brazos y baja en piernas, con pulsos femorales débiles o retrasados respecto a las radiales. Esto es un indicativo clave para sospechar la coartación. Ecocardiograma transtorácico con Doppler: Es la prueba diagnóstica principal y no invasiva. Utiliza ondas sonoras para crear imágenes en tiempo real del corazón y la aorta, permitiendo ver el estrechamiento, el gradiente de presión a través de él y detectar anomalías asociadas. El Doppler color evalúa el flujo sanguíneo y confirma la gravedad. En neonatos puede realizarse ecocardiografía fetal para diagnóstico prenatal. Radiografía de tórax: Puede mostrar signos indirectos como cardiomegalia, dilatación arterial proximal y presencia de circulación colateral en la pared torácica, evidenciada como calcificaciones lineales. Electrocardiograma (ECG): Identifica signos de hipertrofia ventricular izquierda y trastornos de la conducción, que reflejan el impacto de la sobrecarga crónica en el corazón. Imágenes avanzadas: Resonancia Magnética Cardiaca (RM): Proporciona imágenes detalladas anatómicas y funcionales sin radiación, útil para evaluar la localización, longitud y severidad del estrechamiento, así como la circulación colateral. Tomografía Computarizada (TC) con angiografía: Emplea rayos X para crear imágenes transversales detalladas y permite medir el calibre aórtico y definir la lesión con precisión; se utiliza en pacientes donde la RM no está disponible o es contraindicado. Cateterismo cardíaco y aortografía: Es una técnica invasiva usada principalmente cuando otros estudios no son concluyentes o para evaluación prequirúrgica y terapéutica. Permite medir directamente las presiones y realizar intervenciones como angioplastia con balón y colocación de stent. Estos exámenes combinados permiten un diagnóstico certero, la evaluación completa del grado de obstrucción y planificación del procedimiento terapéutico más adecuado, sea quirúrgico o intervencionista, garantizando así una atención integral para el paciente con coartación de aorta. TratamientoEl tratamiento de la coartación de aorta es multidisciplinario y depende de la edad del paciente, la severidad del estrechamiento y las complicaciones asociadas. Las opciones terapéuticas incluyen manejo médico, intervenciones quirúrgicas y procedimientos endovasculares. Para los recién nacidos sintomáticos con coartación crítica, el tratamiento inicial consiste en estabilización hemodinámica mediante la infusión de prostaglandina E1 para mantener el conducto arterioso abierto, permitiendo el flujo sanguíneo distal mientras se prepara para la corrección quirúrgica. En pacientes mayores o con estenosis menos severa, se consideran procedimientos como la angioplastia con balón y la colocación de stent, que son técnicas mínimamente invasivas para dilatar la zona estrecha y mantener la luz aórtica abierta, reduciendo el gradiente de presión. En casos con segmentos largos o anatomías complejas, la cirugía es la opción más efectiva y puede incluir resección del segmento estrecho con anastomosis término-terminal, aortoplastia con parche o sustitución con injertos protésicos. La cirugía requiere una valoración preoperatoria integral que incluye evaluación cardiovascular, respiratoria y neurológica, además de preparación para anestesia general y posible circulación extracorpórea. Se busca optimizar la función ventricular y controlar la hipertensión previa a la intervención quirúrgica. El equipo de enfermería juega un papel clave en el monitoreo preoperatorio, estabilización, educación sobre el procedimiento y manejo del estrés del paciente y su familia. Durante el postoperatorio inmediato, se realiza monitorización intensiva en unidad de cuidados intensivos, con atención personalizada al control hemodinámico para evitar hipertensión o hipotensión que puedan comprometer la perfusión. Se administran analgésicos para el manejo del dolor, y se vigila estrechamente la función neurológica, la respiración y la cicatrización. También es fundamental la prevención de complicaciones como infecciones, trombosis, y falla cardíaca. Eventualmente, se inicia rehabilitación y seguimiento para controlar la presión arterial, evaluar la función cardíaca y detectar posibles reestenosis. En resumen, el tratamiento de la coartación de aorta implica corrección anatómica mediante cirugía o intervención percutánea, junto a un manejo pre y postoperatorio riguroso para optimizar los resultados y minimizar complicaciones, asegurando una mejor calidad de vida para el paciente. ComplicacionesLas complicaciones asociadas a la coartación de aorta son variadas y pueden afectar distintos órganos y sistemas, requiriendo un abordaje clínico riguroso para prevenir secuelas graves. Hipertensión arterial persistente: Es una de las complicaciones más frecuentes y relevantes a largo plazo, incluso tras la reparación quirúrgica o intervencionista. La coartación genera un incremento sostenido de la presión arterial en la circulación proximal al estrechamiento, causado por el aumento de resistencia al flujo y alteraciones estructurales en la pared aórtica, como rigidez y disfunción endotelial. Esta hipertensión conduce a un aumento de la poscarga ventricular izquierda, favorece la hipertrofia ventricular y puede provocar daño en órganos diana como el corazón, riñones y cerebro. A pesar de una corrección anatómica exitosa, hasta un 30% de los pacientes mantienen hipertensión arterial, lo que incrementa el riesgo de eventos cardiovasculares como infarto miocárdico, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares. El control riguroso de la presión arterial mediante terapia farmacológica y seguimiento clínico es esencial para mejorar el pronóstico a largo plazo. Insuficiencia cardíaca: Es consecuencia de la sobrecarga crónica del ventrículo izquierdo, que trabaja contra una resistencia aumentada debido a la estenosis. La hipertrofia ventricular inicial busca compensar esta sobrecarga, pero con el tiempo puede evolucionar a disfunción sistólica y diastólica, lo que lleva a insuficiencia cardíaca. En neonatos y lactantes con coartación grave, la insuficiencia puede presentarse con rapidez, manifestándose con edema, hepatomegalia, taquicardia, y dificultad respiratoria, requiriendo atención inmediata. En pacientes adultos no tratados, la insuficiencia tiene un curso más insidioso, pero igualmente grave, con deterioro progresivo de la función cardíaca y aumento del riesgo de morbilidad y mortalidad. Endocarditis infecciosa: Se refiere a una infección bacteriana en la pared interna del corazón o las válvulas, y es una complicación grave poco frecuente pero posible en pacientes con coartación de aorta. El flujo turbulento y la lesión endotelial causada por la estenosis facilitan la colonización bacteriana tras bacteriemias, generalmente originadas en procedimientos invasivos o infecciones dentales. La endocarditis puede provocar destrucción tisular, formación de vegetaciones y embolias, complicando el cuadro clínico con fiebre persistente, soplos nuevos o cambiantes y síntomas sistémicos. La profilaxis antibiótica en procedimientos específicos y el control estricto de infecciones son esenciales para prevenir esta complicación. Aneurisma y ruptura aórticos: Los aneurismas son dilataciones patológicas de la pared aórtica que pueden desarrollarse en zonas proximales o distales a la coartación, debido a la alteración estructural del tejido vascular y la hipertensión crónica. La formación de aneurismas aumenta el riesgo de disección arterial o ruptura aguda, que son complicaciones potencialmente mortales. La presencia de aneurismas puede detectarse mediante imagenología vascular como resonancia magnética o tomografía computarizada. El seguimiento periódico es necesario para detectar precozmente estas complicaciones y planificar intervenciones preventivas quirúrgicas o endovasculares. Enfermedad renal crónica: La hipoperfusión renal crónica y la hipertensión arterial secundaria a la coartación pueden causar daño progresivo en los riñones, con disminución de la función renal e incremento del riesgo cardiovascular global. El deterioro renal añade complejidad al manejo clínico y requiere monitorización constante de parámetros renales, control estricto de la presión arterial y medidas para preservar la función renal a largo plazo. Complicaciones neurológicas: Incluyen accidentes cerebrovasculares hemorrágicos o isquémicos derivados de la hipertensión arterial no controlada y malformaciones vasculares cerebrales como aneurismas. La incidencia de hemorragias intracraneales es mayor en pacientes con coartación no tratada o con hipertensión persistente, siendo una causa importante de mortalidad y morbilidad grave en esta población. La vigilancia neurológica y control de factores de riesgo son críticos para prevenir estos eventos. Estas complicaciones exigen un enfoque multidisciplinario que incluye seguimiento cardíaco, vascular, renal y neurológico, y un rol activo de enfermería en la monitorización, educación y apoyo al paciente para detectar signos de alerta y asegurar la adherencia a tratamientos y controles médicos. Cuidados y rol de enfermeríaEl rol de enfermería en el cuidado del paciente con coartación de aorta es fundamental para garantizar un manejo integral, seguro y efectivo. La enfermería es clave en la valoración continua, preparación preoperatoria, acompañamiento durante el tratamiento y seguimiento postoperatorio, todo ello con un enfoque de educación, prevención y promoción de la salud. En la valoración inicial, enfermería debe vigilar signos vitales, principalmente la presión arterial en las cuatro extremidades para detectar diferencias significativas. Además, es vital registrar signos de insuficiencia cardíaca como palidez, taquicardia, dificultad respiratoria o edemas. La evaluación del llenado capilar y los pulsos periféricos orientan sobre la perfusión distal. La monitorización estricta permite detectar alteraciones hemodinámicas precoces o complicaciones que requieran acción inmediata. Durante el manejo preoperatorio, el equipo de enfermería prepara al paciente y familia para la cirugía o intervención, proporcionando información clara y apoyo emocional. Se estabiliza al paciente, controlando la hipertensión y la función cardíaca, se mantiene la vía venosa permeable para administración de fármacos, y se inicia la educación sobre el procedimiento, complicaciones posibles y cuidados postoperatorios. En neonatos, es vital la administración adecuada de prostaglandina E1 para mantener el conducto arterioso abierto. En el postoperatorio inmediato, los cuidados de enfermería son críticos. Se realiza monitorización continua en unidad de cuidados intensivos, vigilando parámetros hemodinámicos, saturación de oxígeno, perfusión y signos neurológicos. La prevención de complicaciones, como infecciones, arritmias o insuficiencia cardíaca, depende del monitoreo riguroso, la administración oportuna de medicamentos y el cuidado meticuloso de vías y drenajes. La valoración del dolor, la movilización progresiva y la guía en la alimentación son parte esencial del manejo. En la fase de recuperación y seguimiento a largo plazo, la enfermería educa sobre la adherencia al tratamiento medicamentoso, el mantenimiento de controles periódicos para la detección temprana de reestenosis o hipertensión persistente, y fomenta hábitos saludables. También orienta sobre signos de alarma que ameritan consulta médica urgente, como dolores torácicos, disnea o cambios en la coloración y temperatura de extremidades. Principales diagnósticos de enfermería Perfusión tisular ineficaz relacionada con obstrucción del flujo sanguíneo y alteración cardiovascular. Monitorizar signos vitales, prestando atención a la presión arterial en las cuatro extremidades y pulsos periféricos. Evaluar el llenado capilar y coloración de la piel para detectar isquemia o hipoperfusión. Administrar oxígeno suplementario si hay signos de hipoxia tisular. Favorecer la movilización progresiva para mejorar la circulación. Educar al paciente y familiares acerca de signos de alarma que indiquen deterioro de la perfusión, como dolor o cambios de color en extremidades. Disminución del gasto cardíaco secundaria al aumento de la poscarga por la coartación. Monitorizar frecuencia cardíaca, ritmo y presión arterial para detectar cambios hemodinámicos. Controlar ingesta y eliminación de líquidos para evitar sobrecarga de volumen. Administrar medicamentos prescritos (antihipertensivos, inotrópicos) para optimizar la función cardíaca. Evaluar signos de insuficiencia cardíaca (edema, disnea, fatiga). Coordinar con fisioterapia ejercicios respiratorios y movilización temprana para mejorar la oxigenación. Ansiedad relacionada con el diagnóstico y procedimientos invasivos. Proporcionar información clara y comprensible sobre la enfermedad y el tratamiento. Ofrecer apoyo emocional y presencia tranquilizadora. Facilitar la expresión de sentimientos y dudas. Enseñar técnicas de relajación y respiración. Promover la participación activa del paciente en decisiones sobre su cuidado. Riesgo de infección debido a intervención quirúrgica y uso de vías venosas. Mantener técnica aséptica en el manejo de catéteres y áreas quirúrgicas. Vigilar signos de infección local o sistémica (eritema, fiebre). Cambiar apósitos y vías según protocolo institucional. Educar sobre higiene personal y cuidados postoperatorios. Fomentar movilización temprana para evitar complicaciones sistémicas. Dolor agudo postoperatorio. Evaluar intensidad, localización y características del dolor regularmente. Administrar analgesia prescrita de forma oportuna. Aplicar medidas no farmacológicas como posicionamiento adecuado y técnicas de relajación. Educar al paciente sobre la importancia de comunicar el dolor para su manejo efectivo. Monitorizar efectos secundarios de medicamentos analgésicos y ajustar cuidados. Conocimientos deficientes relacionados con el diagnóstico y manejo de la enfermedad. Proporcionar educación individualizada sobre la coartación de aorta, signos de alarma y tratamiento. Usar materiales visuales y lenguaje adaptado para facilitar la comprensión. Evaluar el nivel de comprensión y clarificar dudas. Fomentar la participación en el autocuidado y adherencia al tratamiento. Programar seguimiento educativo continuo y evaluar resultados. Referencias Bibliograficas Mayo Clinic. Estenosis de la aorta - Diagnóstico y tratamiento. Mayo Clinic. 2024. 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